El Documento del Mes del Palacio de la Isla expone durante el mes de octubre una Real Cédula de 1776 por la que se declararon exentos del sorteo para el reemplazo del ejército todos los músicos de plaza sentada y asalariados de las catedrales e iglesias, tanto de voz como de instrumento.

La condición de músico profesional gozó históricamente de una serie de privilegios que eran reconocidos por la propia corona, una de esas dispensas se encuentra en esta real cédula, en este caso de gran importancia ya que se trataba de la exención de acudir al ejército, lo que suponía en muchos casos la ausencia de jóvenes durante largo tiempo para un servicio que en muchas ocasiones era sinónimo de guerra y muerte en diferentes campañas militares.

Las reales cédulas eran órdenes que otorgaban tanto derechos como obligaciones fijadas por el propio rey. En este caso, se trata de un documento fechado el 26 de octubre de 1776 por el que quedan exentos del servicio de las armas todos aquellos músicos de plaza sentada y asalariados de las catedrales para que estos servicios no quedasen huérfanos de profesionales.

En este sentido, la cédula expone que “la música es útil y necesaria para el culto divino” por lo que, ante la dificultad de encontrar profesionales que amenicen los diferentes actos religiosos, y a petición de la propia iglesia, el rey ordena que estos queden exentos de ir a la guerra.

Cabe destacar que este documento no incluye a músicos itinerantes que recorrían villas y aldeas deleitando con su arte a los vecinos que colaboraban con ellos en forma de monedas que servían para mantener su economía. Estos no eran “músicos de plaza sentada”, pues no eran asalariados de ninguna institución y, además, no solían tener un domicilio fijo ni estaban avecindados en lugar alguno.