El Documento del Mes del Palacio de la Isla recoge la postura del concejo para la construcción de las cuatro puertas que debían cerrar los muros de la villa, “ante las dificultades que vive la villa de Cáceres, ante los problemas bélicos con Portugal”, en el año 1646.

El documento, que permanecerá expuesto durante el mes de julio, relata la necesidad de construir puertas en los muros de la villa tras incursiones del ejército portugués en tierras del concejo cacereño “como Aliseda, Aldea del Cano, Arroyo del Puerco la Sierra de San Pedro”.

El trabajo de construcción de las puertas fue encargado por los denominados comisarios reparadores de los muros y fortificaciones de la ciudad, que en 1646 eran Diego de Ovando Saavedra, Alonso de Aldana y Julio Espadero Saavedra. Estos regidores se encontraban asesorados por Juan Francisco Galindo, maestro de carpintería de la villa. El croquis de las puertas lo realizó Julio Díaz Periánez.

Las condiciones de fábrica de las puertas establecen que deben ser acabadas en 15 días, debido a la premura que suponían los peligros, tanto bélicos como sanitarios, que acucian a la villa. Su presupuesto es de 160 reales por cada una de las cuatro puertas, y sería el concejo quien proporcionaría los materiales necesarios como tablas, clavos y demás.

“Deben tener nueve pies y medio de clara, y una cuarta de escondimiento… las puertas de once pies en cuadrado…” reza el documento, que incluye para su ejecución un croquis de diseño de las puertas para que su ejecutar lo siga, tanto en medidas como en materiales a utilizar.

El diseño gráfico más antiguo del archivo
Este escrito incluye el diseño gráfico más antiguo que alberga el Archivo Histórico Municipal de Cáceres, un pequeño y a la vez interesante croquis de las antiguas puertas de los muros exteriores de la villa, que el maestro carpintero Julio Díaz Periánez, por 12 reales, realizó con precisión y maestría en el lejano año de 1646.

Cabe destacar que, a partir del año 1643, el concejo cacereño decidió, “ante un posible ataque a la villa”, proteger el perímetro urbano y sus arrabales con la construcción de una nueva cerca, taponando todos los portillos y trincheras que permitían el libre acceso a la ciudad.

La construcción de los muros de la villa se realizó a partir de 1644, y se establecieron cuatro puertas: Los Mártires, San Antón, Los Pilares y San Blas, que coincidían con las entradas de los principales caminos a la villa, por las calles de San Antón, Fuente Nueva, Barrio Nuevo y Juan de la Peña.

En estas puertas se montaban turnos de guardias permanentes por los vecinos, para el control de entrada de transeúntes y de mercancías. Durante la noche, las puertas se cerraban y la vigilancia se establecía en el exterior del recinto construido.

Otra de las funciones que tuvieron estas puertas fue el control de acceso a la ciudad, para protegerse de las enfermedades infecto-contagiosas, que cíclicamente inquietaban a la villa. Cuando se establecía la guardia y custodia de los contagios, se cerraba el recinto y solo las cuatro puertas eran lugares de acceso a la villa.