El Palacio de la Isla expone como ‘Documento del Mes’ de marzo la Real Cédula de 1784 por la que se declara a favor de todas las mujeres del reino la facultad para trabajar en la manufactura.

El camino para la integración de la mujer en el mundo del trabajo industrial se inicia a finales del siglo XVIII, cuando se dan los primeros pasos para que el sector femenino sea reconocido fuera del mundo gremial, que históricamente las había marginado de su presencia en el mundo de las industrias, no reconociendo que las mujeres pudiesen obtener el grado de maestro.

La Real Cédula de 1784 eliminaba las trabas que impedían el acceso de las mujeres a las manufacturas, dando libertad para el uso de trabajadoras en las industrias. Esta norma abría la puerta a la integración masiva de las mujeres en el mercado laboral, como ya venía ocurriendo en otros países de Europa como Inglaterra o Francia.

El derecho de la mujer a trabajar en las manufacturas se inicia a partir de la solicitud que María Castejón y Aguilar, vecina de Córdoba y viuda, pide ‘gobernar por sí sola’ la fábrica de hilos que tiene en la ciudad. Esta solicitud hace posible que se promulgue la presente Real Cédula, que supone un importante avance en la incorporación de la mujer al mundo industrial.

Aunque también en la presente Cédula Real se apunta que los hombres deben seguir realizando ‘las faenas más penosas del campo y demás oficios de fatiga’. Por ello las mujeres podrán realizar oficios en las manufacturas compatibles ‘con la decencia, fuerzas y disposición de su sexo’.

Un documento histórico que nos sitúa en los albores de la industrialización y del enorme papel jugado por las mujeres en el inicio del mundo industrial.