El Palacio de la Isla expone como ‘Documento del Mes’ de enero la solicitud que el 24 de diciembre de 1726 el vecino de Cáceres, Nicolás de Quiñones, dirige al concejo pidiendo autorización para fundar una escuela para enseñar tanto la doctrina cristiana, latinidad, y a leer y escribir.

Para ello, viene avalado por tres testigos que dan fe de que el solicitante es vecino de la villa de Cáceres y natural de la localidad de Nava del Rey, provincia de Valladolid, además de ser cristiano tanto por parte de sus padres como de sus abuelos. También los testigos acreditan que Nicolás de Quiñones es de ‘buena vida y costumbres’; asunto que debe ser autorizado por el padre Julio Antonio de Bustos, encargado de realizar el examen sobre doctrina cristiana.

Aparte de estos testigos, que avalan la moralidad del interesado, se debe aprobar que está capacitado para el oficio de maestro, por lo que fue el examinador en la villa de Cáceres en ‘el arte de escribir y contar’, Josep Joaquín, el encargado de admitir a examen al solicitante, así como de dar autorización definitiva para que pueda ejercer la función de maestro de niños.

El 10 de enero de 1727, Nicolás de Quiñones es facultado por el concejo cacereño para poder fundar una escuela en la que enseñar a leer y escribir a los niños de la villa que quisieran asistir a ella, previo pago de la correspondiente contribución que debía servir para el mantenimiento del maestro.

El documento informa sobre el proceso necesario para ejercer el magisterio durante el Antiguo Régimen y también es especialmente interesante para tener una visión del difícil panorama educativo que se vivía en pequeñas villas como lo era la Cáceres del siglo XVIII.