La Ribera del Marco: memoria de agua y juventud

La Ribera del Marco: memoria de agua y juventud

El pistoletazo de salida lo dio el cronista local Fernando Jiménez Berrocal, que nos hizo de cicerone en un paseo por la Ribera del Marco.

Allí, donde el murmullo del agua parece hablar en voz baja con la historia, Blanca y Adrián han descubierto el alma de Cáceres y han descubierto su valioso patrimonio. Venidos desde Hornachos y Villanueva de la Serena, llegaron a la ciudad para estudiar el Grado en Historia y Patrimonio Histórico de la UEX y hoy terminan sus prácticas laborales en el Ayuntamiento de Cáceres, en AldeaLab. Ya están en su último año de carrera y se preparan para cruzar otro umbral: el del Máster de Formación del Profesorado. Jóvenes y decididos, con la mirada puesta en el futuro como docentes.

Blanca y Adrián caminan por Cáceres como si siempre hubieran pertenecido a sus calles, como si la ciudad los hubiera adoptado en silencio. Y aunque el destino los lleve lejos, quizás a la otra punta del mundo, Cáceres los guardará en su memoria, porque hay afectos que no entienden de distancias.

La Ribera del Marco fue durante siglos la columna vertebral de esta ciudad. En sus márgenes —en cuevas como Maltravieso, El Conejar o Santa Ana— se refugió la humanidad hace más de 66.000 años. Allí quedaron las huellas de los primeros pobladores, impresas en piedra y tiempo, reveladas al mundo por estudios liderados por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y la Universidad de Southampton, y publicadas en la prestigiosa revista Science.

Hoy, esta ribera no es solo historia, es también futuro. La Ribera del Marco es uno de los grandes corredores medioambientales de la ciudad y forma parte del corazón verde que Cáceres quiere cuidar. Su regeneración es uno de los compromisos de la Agenda Urbana de Cáceres, dentro del Objetivo Específico 1.2.1. El plan contempla devolverle su esplendor natural: recuperar el cauce en sus tramos urbanos, crear continuidad en el espacio fluvial, proteger y devolver la vida a los hábitats ribereños, y eliminar las especies invasoras que amenazan el equilibrio del ecosistema.