El Documento del Mes de enero del Palacio de la Isla recoge un pregón de 1647 por el que se prohibía que los animales bebiesen en las aguas de uso de los molineros para evitar problemas de abastecimiento de pan por falta de agua.

Los molineros llegaron a ser un importante gremio en la ciudad de Cáceres, tanto por número como por su presencia en la vida económica local y desde la Edad Media existían normativas que protegían sus derechos, principalmente aquellos sobre el uso de las aguas para poder mover las pesadas piedras de sus molinos.

Cuando llegaba el verano, ante la falta de caudal de la Ribera del Marco, se hacían comunes las denuncias para que los ganados no bebiesen del agua de la ribera por lo que, el 23 de julio de 1647, ante la queja de los molineros, el corregidor de Cáceres ordenó que se pregonasen en la plaza pública las sanciones que recibirán aquellos que llevasen sus ganados beber al cauce de la ribera cacereña.

Así, se establecían sanciones de un real por cabeza para el ganadeo vacuno y medio real por cabeza para el ganado de caprino, ovino y de cerda. Se quería evitar de esta manera el problema de abastecimiento de pan a la villa si faltaba agua para que los molineros ejercieran su actividad.

El documento es el pregón original que debía ser leído y pregonado en lugares públicos de la villa para que el vecindario conociese una norma que pretendía que los abastos necesarios en el sustento de los vecinos no se viesen afectados por usos o abusos del agua de la Ribera.